I JUEGOS OLÍMPICOS DE LA ERA MODERNA
- Realidad Deportiva
- 4 abr 2018
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El 6 de abril de 1896, lunes de Pascua, se revivió la llama de la Grecia Clásica hasta convertirla en la celebración deportiva más seguida de todo el planeta.

En el día de hoy, hace algo más de 120 años, tuvieron lugar en Atenas (Grecia) los primeros Juegos Olímpicos modernos, que a día de hoy, siguen constituyendo el evento deportivo más popular y prestigioso de todo el planeta. Grandes ciudades de los cinco continentes se disputan cada cuatro años convertirse en la sede de un evento que tiene un impacto global tremendo y, cuyas raíces más antiguas están en la Grecia Clásica, pero su concepción moderna nació a finales del siglo XIX de la mano de un parisino entusiasta de los deportes, Pierre de Coubertin.

En uno de sus viajes a Grecia, el padre de los Juegos Olímpicos modernos encontró entre las ruinas la idea de que el rescoldo de la llama olímpica todavía podía avivarse con el fin de llevar al mundo la paz y ella intercambio de culturas. Con motivo de la exposición universal de París de 1880, Pierre Coubertin empeñó su trabajo e incluso su fortuna en promover en la escuela una reforma de la educación física y animar a los políticos para que los Juegos Olímpicos surgieran de nuevo como en la antigua Grecia. Sus esfuerzos, en principio, no tuvieron mucho éxito; pero en el Segundo Congreso Internacional del Deporte celebraron en La Sorbona, en junio de 1894 se aprobó apoyar la celebración de la nueva Olimpiada.
Después de 1.500 años de silencio y letargo, por fin, en la primera semana del mes de abril de 1896 se celebraron los Juegos Olímpicos en Atenas.
Estos Juegos se celebraron durante dos semanas en la capital griega, entonces una pequeña ciudad de 130.000 habitantes, herederos en espíritu de los Juegos que en la antigüedad se celebraron durante siglos en el hermoso y fecundo valle de Olimpia, no muy lejano de Atenas. Los inauguró el rey Jorge I de Grecia en el Estadio Panathinaiko, reconstruido años antes con mármol patético, tal y como lo había construido hacía 20 siglos Herodes Ático, gracias a la generosa contribución de George Averoff, magnate, multimillonario y mecenas griego.
En los primeros Juegos Olímpicos modernos participaron 245 deportistas (todos hombres) de 15 países - Grecias que dominó el medallero, con 45 metales, Estados Unidos, Alemania, Francia, Reino Unido e Irlanda, Hungría, Dinamarca, Austria, Suiza, Australia, Chipre, Egipto, Italia, Suecia y Esmirna (Turquía) - que compitieron en nueve deportes: atletismo, ciclismo, esgrima, gimnasia, tiro, natación, tenis, halterofilia y lucha. El héroe de la competición fue un pastor de 25 años, hijo de campesinos de Marusi, llamado Spiridon Louis, ganador del maratón en 2h 55m, una prueba para la que se había estado entrenando un año en el campo. Aquel día, el último de los Juegos, el estadio se desbordó, con más de 150.000 espectadores jubilosos cantando la grandeza de Grecia y sus gentes.
Regreso a la cuna Olímpica En el 776 antes de Cristo, Koribos de Élide cruzó la meta en primer lugar tras 192,27 metros de esfuerzo sobre arena batida y fue aclamado por los 50.000 hombres que llenaban el estadio de Olympia. En verano del 2004 fueron 15.000 los espectadores (4 millones a través de las televisiones) los que ovacionaron en el mismo escenario a los dos lanzadores de peso (un hombre y una mujer) que, 21 siglos y pico más tarde, emularon a Koribos, el primer campeón de los Juegos Olímpicos de la historia.
El comité organizador de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 hizo un par de guiños al pasado. El más celebrado fue el regreso a su cuna de la competición deportiva más importante del orbe, la vuelta al estadio donde se celebraron los Juegos Olímpicos entre 776 a. de C. y el 336 d. de C. El retorno, en fin, al escenario en el que Koribos ganó la carrera (dromos), única prueba de laque se componía en su origen el programa olímpico. Con los siglos fue creciendo el número de modalidades, aunque jamás llegó a celebrarse en Olimpia una competición de lanzamiento de peso.

Doble debut
En el 2004 fue la primera ocasión en la que las mujeres obtuvieron permiso para competir en Olimpia, aunque hay quien recuerda que participaron indirectamente desde el 680 a. de C., pues fue cuando se introdujeron en el programa carreras de cuadrigas, y muchas griegas eran sueñas de carros y caballerías. En los Juegos Olímpicos de la Grecia clásica no solo no podían participar: a las mueres ni siquiera se les permitía ser público. En las primeras épocas, la sacerdotisa de Deméter, diosa de la fecundidad, era la única que tenía acceso al recinto olímpico. En la época de esplendor máximo, la violación de esta prohibición estaba penada con una condena de muerte.
Siglos más tarde, seguramente en la época de decadencia de los Juegos Olímpicos, se permitió la presencia de las solteras, «a fin de que la contemplación de los cuerpos desnudos de los hombres en plena competencia o su vigor atlético las indujeran a contraer matrimonio», detalla en su tomo décimo la Enciclopedia Salvar de los Deportes. «Análogamente, la prohibición impuesta a las mujeres casadas nacería de que estas podrían establecer odiosas comparaciones entre los atletas olímpicos y sus propios maridos», se puede seguir leyendo.
Cada cuatro años después de Atenas se organizaron Juegos Olímpicos, que se han convertido en sinónimo de desmesura y de corrupción a veces y en el mayor escaparate de la gigantesca industria deportivo-patriótica en los que han participado ya unos 145.000 deportistas.
La cita olímpica, sinónimo también de tregua de paz en un mundo siempre en conflicto, especie de guerra incruenta en sí, solo han dejado de celebrarse por culpa de las dos guerras mundiales del siglo XX, en 1916 y 1944.
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